Poema de José Mariano Seral Escario
Quise ser labrador,
tuve entre mis atezadas manos la mies,
el campo sembrado bajo mis pies,
mi alma respiró el aroma a tierra recién arada,
mi mirar se sentó en el anfiteatro del campo de trigo
siguiendo la ola de la brisa que mece la espiga dorada,
escuché la partitura floral primaveral en el yunque de mi oído,
escuché el sonido campanil del rebaño mientras pastaba,
mas me quedé en labrador de palabras.
Con una yunta lentamente araba,
entre páginas blancas,
entre surco y surco,
puñados de vocales y consonantes sembraba,
que en el granero de mi pensar atesoraba,
tras pasar por el cedazo de la bondad,
les daba tierra en el surco de la gramática.
Como con la lluvia de abril
con la lágrima de la alegría,
con la lágrima de la tristeza,
la idea germinaba,
en tierra sazonada,
como con el sol de primavera
con el calor de una sonrisa,
la metáfora florecía.
Bajo susurros de ingenio,
bajo susurros de cariño,
bajo la brisa que nace en el corazón y toma alas en los labios,
el sembrado de vocales y consonantes
en la mente del lector medraba.
Palabra a palabra,
frase a frase,
hoja a hoja,
el verso maduraba,
y como la espiga de trigo corvada,
entre surco y surco
con el suave viento del alba
susurra su monótona rima.
Quise ser labrador,
tuve en mis manos la oliva negra,
la parda almendra,
el amarillo membrillo,
mas me quede en labrador de palabras.
José Mariano Seral Escario vive en Huesca, España, y es autor del libro de poesía "Bosquejos".